Desde el interior a la costa, siguiendo la huella del arte prerrománico
Algunos de los edificios más fascinantes de la Alta Edad Media que se conservan en Europa se concentran en el Principado de Asturias. Se trata de un conjunto de arte prerrománico creado entre los siglos VIII y X que es Patrimonio de la Humanidad desde 1985. A través de valles rurales y paisajes marítimos, se puede seguir un itinerario que enlaza estas obras maestras.La ruta se inicia en Oviedo, una ciudad que ofrece en sus calles señoriales todo un muestrario artístico. Su principal monumento es la excepcional Catedral gótica, que preserva de su fundación prerrománica la Cámara Santa. En ella se custodian joyas con valor simbólico para la historia del Principado, como la Cruz de los Ángeles (siglo IX) y la de la Victoria (siglo X). Muy cerca del templo, la fuente de Foncalada, en la calle de igual nombre, es la única obra civil de aquella época (siglo IX) que se conserva en la capital. Oviedo guarda estos dos ejemplos de prerrománico entre callejuelas donde las tabernas tientan con sabrosas tapas y sidra.
Apenas a cien metros y rodeada de árboles, la iglesia de San Miguel de Lillo es otro edificio que también se debe a Ramiro I. Se la considera una de las creaciones más valiosas de la ruta por su refinada decoración, con celosías caladas y jambas en las que se representan escenas de un circo romano. El cercano Centro del Prerrománico Asturiano es indispensable para conocer los monumentos que forman el itinerario así como los atractivos culturales y naturales de la zona.
La carretera que conduce hacia Gijón lleva a San Julián de los Prados, también llamada Santuyano. Es la construcción prerrománica más antigua que se conserva, pues fue trazada hacia el año 842 por Tioda, el maestro de obras de Alfonso II. Se trata de un recinto más monástico que palatino, si bien se reservaba para el rey una tribuna en el transepto.
La ruta sigue por la A-64 hacia el litoral hasta que se desvía por un valle próximo a Villaviciosa para contemplar la iglesia de San Salvador de Valdediós, consagrada en 893 y apodada cariñosamente «el Conventín». Espiritualidad y sencillez caracterizan esta iglesia de tres naves con pinturas murales. A este delicioso enclave se retiró Alfonso III tras ser destronado por sus hijos. La marinera Villaviciosa nació para contener los ataques de piratas que asolaban estas costas del Cantábrico. La villa, cuajada de caserones con fachadas acristaladas, se asienta junto a su ría, entre las playas El Puntal y Rodiles, y con marismas habitadas por infinidad de aves acuáticas.
De camino hacia el interior, la carretera AS-1 se adentra en los valles mineros asturianos, un paisaje marcado por el desarrollo industrial que trajo la explotación del carbón.
Y llegamos a Lena, el concejo que da la bienvenida a Asturias por el sur y una magnífica entrada gracias a su exuberante naturaleza. Pola de Lena es su capital. En los alrededores, sobre una colina, se halla la escueta iglesia de Santa Cristina de Lena. Realizada hacia el año 850 con planta de cruz griega, destaca por su tratamiento de la luz, que se filtra a través de ventanas y celosías e invade todo el interior.
El viaje tras las obras del prerrománico asturiano finaliza en otro centro informativo, el Aula del Prerrománico de Lena, instalado en la antigua estación de tren de La Cobertoria. A través de paneles e infografías se explica la importancia de los monumentos de la ruta, obras nacidas de una corriente arquitectónica que fueron talladas por manos sabias y que hoy son tesoros de la humanidad.
Fuente de la información National Geographic