No es casualidad que no dejes de ver fotos de la región asturiana en redes sociales, incluídas las de Nicholas Ghesquière. A Asturias le sobran los motivos para ser un destino indispensable.
En Asturias siempre ha habido turismo veraniego (especialmente para la zona de la costa) pero solía ser nacional. Madrileños y madrileñas que comentan: “Lo bien que se está aquí con este fresquito en verano” (un dato: no es una frase bien recibida. A los asturianos no les gusta que llueva en verano, como a todo el mundo), jóvenes de toda España para las fiestas señaladas (“Aquasella” y “Piraguas”, por ejemplo) o grupos de treintañeros que pasan fines de semana en casas rurales.
Sin embargo, los datos de Turismo de Asturias refrendan la percepción de los habitantes acerca de la subida del turismo, incluido el internacional. Según la organización, en agosto de 2014 el Principado recibió 396.615 visitantes, un 5,58% más que en agosto de 2013 (y registrando un máximo histórico en un mes de agosto). De ellos, 60.438 turistas extranjeros, un 14,8% más que el año pasado.
La era de gloria del cachopo
Es probable que muchos de sus visitantes se hayan sentido atraídos, además de por sus paisajes incontestables, por su gastronomía. Además la sidra o los quesos (también muy famosos por su sabor y extensa variedad) los foráneos seguramente hayan escuchado más de una vez la palabra “cachopo” últimamente. Habitual en las mesas asturianas, este plato había pasado desapercibido fuera de sus fronteras hasta que hace un año aproximadamente ha empezado a vivir su momento de gloria a nivel nacional.
Para los no iniciados, el cachopo está compuesto de dos filetes de ternera rellenos de jamón y queso, empanados y fritos. Su textura es crujiente por fuera y melosa por dentro y sus dimensiones suelen ser llamativas (generalmente se comparte entre dos o varias personas). Tal ha llegado a ser su fama que desde 2012 se han editado varias ediciones de La Guía del Cachopo, elaboradas por Nacho Gancedo. A lo largo de estos años el número de restaurantes referenciados, tanto de Asturias como de otras comunidades (en Madrid, por ejemplo, existe una oferta considerable de cartas que incluyen este plato) ha ido creciendo notablemente.
Además de los atractivos mencionados, la región tiene embajadores informales pero tan potentes (o más) que cualquier publicidad institucional. Además de autóctonos comoPaula Echevarría o la propia Reina Letizia, también hay otros como Woody Allen que han puesto su granito de arena en la creación de la tendencia de popularidad de Asturias.
Pero quizá el más sorprendente de todos haya sido Nicholas Ghesquière. Director creativo de Louis Vuitton y pareja del oventese Pelayo Díaz, en agosto actualizó su Instagram dejando a los fashionistas de todo el país (incluidos los asturianos) con la boca abierta: una fotografía del Palacio de Congresos del arquitecto Santiago Calatrava con escueto texto: “In Oviedo”. No puede haber prueba más contundente de que Asturias está de moda.
Algunas cosas que debes saber antes de visitar Asturias:
1. Se dice sidrina: bajo ningún concepto sidriña. Bajo ninguno. La sidra se escancia, se bebe de un trago y se deja un poco (el poso) que se tira por el sitio en el que se bebió para limpiarlo (los vasos suelen ser compartidos). Mira cómo lo hacen los demás y no te bebas tu culín a traguitos.
2. Los asturianos hablan mucho: y en ocasiones parece que están enfadados o discutiendo. No siempre es así: lo que pasa es que generalmente hablan muy alto y son muy vehementes. Pero después de soltar una sentencia acompañada por un golpe de vaso en la mesa, seguramente digan: “Pedimos otra ¿No?». Y todo arreglado.
3. Los porsiacasos: “Lleva una chaquetina y un pañuelín en el bolso, por si luego refresca”. Típica frase sabia de madre asturiana. En agosto puedes salir al mediodía de casa en sandalias y tirantes con 26 grados y por la tarde tener que poner la chaquetina, por ejemplo. La ropa de entretiempo es un must en la región.
4. Grandones: adjetivo que encaja con los asturianos. Si estás de vacaciones con amigos asturianos seguramente te veas en situaciones en las que se empeñen en que no pagues ni un duro de la cena, por ejemplo. Las: «Será por perres, ho. Qué vas a pagar tú, muyer. Quita pa’lla anda y déjate». Y así.
5. Algunas palabras que hay que conocer antes de ir: Babayu/a: tontorrón que habla de más y sin saber; Repunante: dícese de una persona quejica y a la que todo le parece mal, llorica; A esgaya: quiere decir mucho, en gran cantidad; Me presta: significa gustar, disfrutar. Por ejemplo: “Vaya cómo me prestó la sidrina después de la playa»; Culín: sidra que se escancia en el vaso para beber. También puede referirse a un trasero pequeño, claro.
6. Iconos que todo asturiano conoce: La Santina: Virgen de Covadonga, muy querida por los asturianos (un poco hasta los ateos). Tú conduces, ella te guía; Telva y Pinón: personajes de ficción asturianos, que protagonizaban cómics junto a su sobrino Pinín, que tenía un ‘Madreñogiro’; Paca y Tola: son dos osas pardas hermanas que fueron encontradas en el monte y que ahora viven protegidas en Proaza. Se puede verlas al ir a la Senda del Oso. Fueron objeto de interés para la prensa del corazón por su affaire fallido con Furaco, un oso traído de Cantabria para fecundarlas (sin mucho éxito).
7. Los bares se llaman chigres: si estando en Asturias alguien te dice ¿Vienes alchigre? Dí que sí. Es un bar (desde el típico bar de señores hasta otros más finos). En todos habrá bebida, seguramente sidra y cosas para comer. Y si tienes suerte, una buena fabada.
8. De Asturias sólo se quejan los asturianos: a los de afuera que ni se les ocurra, porque la tierrina ye la tierrina. El nacionalismo asturiano (salvo en ocasiones) no suele ser político sino cultural. El sentimiento de pertenencia es fuerte, aunque luego los asturianos no duden en salir a recorrer mundo. Un pueblo muy viajero (y con mucha morriña).
9. En ningún lado como en Asturias: ahí sí que somos muy pesados, así que si no te apetece ni lo discutas. Vamos a convencerte (imponerte, probablemente) que en ningún sitio se come y se bebe como en Asturias, que no hay mejores playas ni mejores paisajes, ni mejor nada ¡Puxa Asturies!