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Por Maiche Perela Beaumont | 1 Mar 2022

Con esa emoción de volver a celebrar la fiesta, y bajo un tibio sol y el aire con olor a las mimosas que adornaban las andas de la imagen y los dos ramos, los costaleros, acompañados por decenas de aldeanas y el  virtuoso gaitero Xuacu Amieva, nacido en ese pintoresco pueblo, llevaron en procesión al Santo Ángel de la Guarda desde su recoleta capilla hasta el monumento que se erigió a los emigrantes, en el que reza: “ Nunca se fueron porque siempre soñaron con volver”.

Después la misa, para continuar con el ofrecimiento del ramu, en el que se iban los ojos a las cintas azules y amarillas de las panderetas que, aún sabiendo que representan nuestra enseña, a algunos nos trajo a la cabeza los colores de la bandera de Ucrania, país para quien el sacerdote oficiante tuvo unas afectuosas palabras, así como para todos aquellos que perdimos por la pandemia. Siguió la reverencia, la subasta de los panes, que como otros años condujo Luis Obeso Celorio, para finalizar con un festival folclórico.

Imágenes, Valentín Orejas

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